miércoles, 14 de febrero de 2018

Cinco segundos

Sólo algunos llegaron a la hora prevista. Siempre pasa en estas ocasiones en las que un grupo de amigos queda para comer. Se tomaron algo mientras llegaban los demás. Media hora después todos estaban allí menos Juan, siempre llegaba el último, y ese día no iba a ser distinto. Dudó mucho si asistir pero al final decidió acudir. Le gustaba estar con sus amigos, disfrutar de su conversación, de sus batallitas de jóvenes y echarse unas risas, no podía dejar de perder eso después de tanto tiempo sin verse. El problema era otro y siempre estaría ahí, SIEMPRE.
Por fin entró al bar y la ovación no se hizo esperar, tanto por la alegría de verlo como por la tardanza. Besos y abrazos no faltaron, caras de felicidad al verse, alguna lágrima por ahí perdida y sobre todo satisfacción de volver a estar entre la gente querida, los amigos de siempre, el calor que desprenden, esa confianza ciega que, por mucho tiempo que pase, siempre está ahí. Llegó la hora de sentarse a la mesa y, como siempre, entre buscado y por casualidad, una mezcla de destino esperado y odiado, le tocó estar al lado de Él. Siempre terminaban sentándose juntos, fuese el evento que fuese, ahí estaban, uno al lado del otro, como siempre lo habían estado, por amistad, por compañía, porque se querían. El destino a veces juega con nosotros a su antojo y nos mueve por el tablero como títeres en un guiñol. Fue una velada maravillosa, ya contaba con ello, pero siempre se mejoraba y vivirlo era un placer enorme. A Él siempre lo veía más a menudo que a los demás, era su AMIGO, necesitaban verse y hablar, reírse y estar juntos.
-¡Un brindis! dijo alguien.
Y todos se pusieron de pie para brindar.
-¡ Por la amistad! se dijo, por nosotros, por que volvamos a reunirnos pronto y no pase tanto tiempo sin vernos.
Un alboroto comenzó a sonar, choque de copas, risas....; pero de pronto todo se paralizó. El tiempo se detuvo cuando los ojos de Juan y su AMIGO se cruzaron. SILENCIO. Una mirada capaz de romper con todo lo que les rodeaba, no había nada, no había ruido, no había mundo. Sólo unos ojos mirándose y queriendo decir lo que los labios no se atreven. Unos golpes comenzaron a sonar rompiendo la magia de aquel momento, era el latido del corazón de Juan bombeando tan fuerte que era capaz de oírlo. ¿Cabe la eternidad en cinco segundos? La vida es eterna en cinco segundos. Como eterno sería su amor por Él. No había escapatoria, no podía dejar de sentirlo. Siempre estaría ahí para quererlo, para esperar su abrazo, su sonrisa, su mirada. Habría más brindis y más risas y más miradas, pero siempre la misma eternidad. SUS OJOS.  

martes, 6 de febrero de 2018

Sin gafas de sol


¿Será que ya estabas destinado para mí desde el principio de todo?  No se si pensar que de ser así, podías haber venido antes, o si tal vez, todo lo vivido, añorado, esperado y sufrido era necesario para ser como ahora soy. ¿Es necesario sufrir a veces para poder convertirnos en lo que somos? Podríamos saltarnos ese paso. Hemos de ser felices en esta vida pero no por eso hay que experimentar todos los estados y sentimientos para, el que tenga suerte, poder serlo. Yo tengo esa suerte. Y también he sufrido hasta llegar a donde ahora estoy, incluso ya con tu presencia. Se que no hay que mirar atrás y dejar todo lo sufrido en el cajón porque ese pasado, en el presente, no nos hace ningún bien, pero nuestra mente, autónoma de por sí, nos reconduce en un instante hasta esos momentos pasados. ¿Se puede tener nostalgia de los tiempos sufridos? Se puede. Las gotas de lluvia van calando hondo hasta humedecer por completo nuestro corazón y se necesita un sol espléndido para secar toda esa humedad producida por la lluvia. A veces esa nostalgia es necesaria en algunas personas, no son capaces de sobrevivir si no es por ese sufrimiento que los hace de seguir viviendo, si no tienen el alma húmeda, les da fuerza, se convierte en un aliado inseparable que camina de su mano. 
Yo no quiero tristezas, ni sufrimiento, ni pasarlo mal. Quiero vivir feliz, como ahora mismo, pleno, contigo, con el sol radiante cegándome los ojos. Sin gafas de sol y sin filtros. Quiero seguir sintiendo eso que tantas veces pedí y que por fin ya tengo.

jueves, 1 de febrero de 2018

Nuevo Mar












La vida pasa y a veces no nos damos cuenta de como hemos llegado hasta donde estamos en ese momento. Yo nunca creí estar donde estoy, llegar hasta este lugar que antes era inalcanzado, sólo tocado en los momentos de imaginación y noches de sueños satisfactorios. A veces nos infravaloramos a nosotros mismos, y también a lo que somos capaces de conseguir. Por miedo, por cobardía, por no arriesgar, por no vivir. Ésa es la palabra adecuada: VIVIR, hemos de ser capaces de vivir aquello que queremos, que nos gusta, que anhelamos creyendo que sólo puede ser un sueño y que no podrá ser algo real para nosotros. ERROR. Dejemos que todo fluya con la mayor normalidad posible y la vida nos guiará por el camino de baldosas amarillas hasta estar inmerso en ese sueño que tantas veces atrás creímos tocar. Yo estoy tocando ese pasaje onírico, lo estoy viviendo realmente, algo que nunca esperé ni creí que pudiera suceder, como si alguien estuviera ocupando mi lugar y yo sólo fuera un espectador metido tan dentro de la historia que me parece real. ES REAL,¿ por qué no lo iba a ser? siempre me subestimé, pero sin pretenderlo he logrado lo que nunca creí. Y no ha pasado nada, no se ha parado el mundo, no me han encerrado ni me han llamado loco.
Aquellos ojos que ansiaban vivir, nadar en el mar de otros y bucear desnudo por ellos, siguen igual de vivos que entonces, en un mar tranquilo, querido y distinto del que pretendieron. Pero felices y brillantes. Están empapados de un mar que los hace grandes y valientes, sin miedo, capaces de bucear sin necesidad de salir a la superficie a respirar. GRACIAS.

Cita anual

 Como cada año ahí estábamos todos dispuestos a divertirnos, a estar juntos, a disfrutar de la cita anual que tanto ansiamos año a año, aunq...