Otra vez en la barra de un bar con la copa en la mano, jugueteando con ella y bebiendo a desgana me miró sin querer en el espejo que hay en el lateral. La imagen que veo me transporta al inframundo de los sentimientos, de los pesares, de los sinsabores y de lo más profundo del abatimiento. No puedo salir victorioso de esta lucha conmigo mismo, perderé seguro, porque siempre pierdo, porque los fantasmas nunca abandonan el hogar, siempre está su olor, su estela y su polvo para revivir en cualquier momento cuano ave fénix elevándose a los cielos. ¡Quién pudiera ser ese pájaro! Yo soy un triste gorrión incapaz de ser imprudente y echar el vuelo para exhibir mis alas o abrir mi pico para mostrar mi canto...
¡Maldita sea! nunca llegará ese momento porque mis alas están rotas y mi voz está quebrada. Tendré que maquillar y adornar mi plumaje para retornar en un bello faisán de larga cola y así lograr intentar formar parte de la corte del rey. Pero el león siempre será más fiera y fuerte y se comerá al conejo que corre sin poder alcanzar su madriguera.
La vida es eterna en cinco minutos....
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