La planta floreció y los brotes dieron hojas fuertes y robustas, la humedad favorece la floración, cual hortensia en pleno brote, y ascendí como el ave Fénix, y todo esto sin verte ni estar cerca de tí, solamente estabas en mi mente, como siempre, acomodado en el sofá de mi pensamiento. A veces, cuando todo está oscuro, pensar en tí hace que vuelva la luz, que todo tenga sentido, la vida es tan real y lo nuestro tan palpable que todo lo soñado es real como una película de las que no quieres que terminen. Pues así es mi historia, felicidad en grado máximo, nada importa, nada afecta, sólo mi vivir soñado, el cual convive con la realidad vital del resto de la humanidad. A veces pienso si el resto de personas tendrá esas vivencias anheladas o soñadas que tan reales son para mí y que tan llevadera hacen mi existencia.
Dentro de poco volveremos a vernos, no en pensamiento ni en sueños, sino en la vida real, estaremos juntos, reiremos, nos tocaremos y nos miraremos para perderme en ese mar tuyo que continuamente me incita a bañarme en él sin querer salir. Nos buscaremos con la mirada y nos sonreiremos sabiendo que ambos nadamos en el mismo mar, aunque sea sin pronunciar palabra, sin voz, sin gestos, sin nada más que una mirada de complicidad que tanto nos dice y que tanto calla. Miradas que son vida, anhelo, esperanza, felicidad, y sobre todo algo tan grande como "sabes que estoy aquí", mírame, mírame, mírame.