martes, 20 de marzo de 2012

Hay que vivir

Muchas veces me pregunto si el resto de la gente que me rodea tiene inquietudes y tienes ilusiones y tiene temores...; quiero creer que si, que aunque no lo parezca todos tenemos un tronco común en nuestra mente y nuestro corazón que nos hace sentirnos de la misma manera en situaciones diferentes. Pero no logro alcanzar a poner o a tener determinados sentimientos que yo tengo a otras personas muy diferentes a mi, no me los imagino dando vueltas a la cabeza como lo hago yo, o sintiéndome como me siento en algunas circunstancias de mi vida. Hay personas que viven tan felices con su vida que las envidio, y no por tener una vida idílica y feliz por poseer todo, sino por su arte para despreocuparse de los sentimientos, para vivir como si no ocurriese nada, como si se conformasen con lo que les ha tocado vivir, con una resignación y una tranquilidad pasmosa. Eso me asombra, porque yo soy incapaz de resignarme a algo a lo que la vida no me obliga, no quiero conformarme, quiero conseguir lo que siento, lo que realmente anhelo siendo posible alcanzarlo. Quiero creer que estas personas, en algún momento de sus días, a solas, en casa, cerrarán los ojos y pensarán: me gustaría...; porque los sentimientos nos llegan a todos y nos invaden por igual, pero nuestra forma de canalizarlos no es la misma. No envidio a esas personas, me dan pena por no intentar luchar por su felicidad, por su vida, por sus sentimientos, por ser diferentes. Por vivir.


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