viernes, 14 de agosto de 2009

Otra vez


Anoche mientras dormía, volví a sentir que me abrazabas. Sabía que estabas a mi lado, podía sentir tu aliento cerca de mi oído, cerca de mi alma. Sentí el calor de tus manos, esas que tanto me gustan, tus dedos apretándome sabiendo que ya nunca me dejarías y que esas manos serían mías para siempre. Pero ya sabemos que el sueño es ese mundo en el que las cosas que más ansiamos se hacen realidad, están ahí al alcance de la mano, simplemente con cerrar los ojos tenemos un mundo paralelo pero feliz, nuestro mundo, ese en el que escogemos las flores que más nos gustan para nuestro jardín, donde el jardinero es la persona perfecta que sabe lo que ha de hacer para que esos pequeños capullos crezcan y se conviertan en preciosas flores adultas. Esas flores diremos que son nuestro alma, que florece sólo si el jardinero es el adecuado. Pues en mi sueño de anoche el jardinero eras TÚ, sabiendo perfectamente como cuidar de mi jardín, con mimo, con ilusión, con alegría, con amor. Con tus manos regabas mi alma, y con tu aliento alimentabas mi vida. Pero de pronto desperté y me encontré de nuevo en el terraguero vacío y seco de mi realidad, ya no había flores, no había verde y no estabas TÚ. No me importa si mi vida es de un color u otro, lo único que me importa y que deseo es que en ella estés TÚ. De manera que ansío de que llega la noche para poder estar juntos, para tocar tus manos, para mirar tus ojos, para besar tu boca.

1 comentario:

un-angel dijo...

Intenso y precioso.
En los sueños, como dices, siempre buscamos ese aliento que nos niega la realidad.
El reto es abrir los ojos, y seguir conservando la esperanza.

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