jueves, 27 de agosto de 2009

Con los pies en el tejado


Una noche más me subo al tejado como si fuera un gato, a oscuras, con la única luz y compañía de la luna, las estrellas y mi corazón. Para contarles lo que a nadie cuento, para gritarles lo que de verdad siento y nadie sabe. Bonito escenario para una foto, pero horrible sentimiento el tener que contar a la luna y a escondidas aquello que uno siente, aquello que te quema por dentro y que quiere salir pero tu como buen cristiano sujetas como puedes para que vuelva a su sitio, dentro de ti, donde debe estar. La brisa de la noche es buena, y la luna agradable compañía, pero no es buena consejera, ella es atrevida y me aconseja que me lance al vacío, me lo dice por sus años de experiencia y por su labor de oyente de unos y de otros. Pero no es fácil su consejo, o es que no quiero ver lo que ella me aconseja. Desde aquí arriba, desde el tejado, puedo divisar todas las casas, sus tejados, unos más altos, otros más bajitos, unos casi se rozan, otros derrumbados, pero debajo de ellos todos guardan algo interesante que contar, historias que se entremezclan en su interior que son las que dan vida a una ciudad y a sus individuos; historias algunas no fáciles de vivir y que también habrán sido contadas a la luna desde algún tejado para estar más cerca de la confidente luna. Desde aquí arriba todo es más fácil de imaginar, uno se ve con más fuerzas, con más ganas de correr, pero cuando te bajas del tejado el mundo vuelve a ser como era antes, con los pies en el suelo todo es más difícil y complicado. ¡Qué fácil lo tienen los gatos!

2 comentarios:

kalya dijo...

y a lo largo de los años miles de personas le han contado sus secretos, sus ideas y sus aventuras a la luna y esta les ha escuchado y les ha aconsejado seguir lo que el corazon les dice...

si ayer subistes al tejado y miraste a la luna..habia cambiado de color, era de un precioso naranja.

un beso

Vivo con Hades a tiempo parcial dijo...

Dice mi hija que la luna es un tazón de leche con choco crispies.

La Duda

       A veces, aparentemente, nos complicamos la existencia y la vida sin tener un porqué, cortando de un plumazo la tranquilidad y la ruti...