jueves, 7 de mayo de 2009

Corazas fuera


Hay veces que nos miramos al espejo y no reconocemos la imagen que tenemos enfrente de nosotros. Somos unos desconocidos, y eso que esa imagen que refleja el espejo la vemos a diario, ¿que sería entonces de lo que tenemos dentro que apenas lo vemos? Sabemos que está ahí pero no sabemos como es. Uno no es capaz de reconocerse a sí mismo en determinadas circunstancias. El tiempo nos va cambiando poco a poco, sin que seamos capaces de darnos cuenta, aunque a veces sí somos conscientes del cambio, y es que la edad es un buen aliado para los cambios. Aprendes más deprisa cuantos más años tienes, las cosas te afectan de distinta manera y es que con el tiempo uno se va construyendo una coraza que día a día se va haciendo más y más fuerte incapaz de ser destruida por el más doloroso disparo, pero que con una simple caricia es capaz de desvanecerse dejando al descubierto todo aquello que tapamos con nuestro escudo, ese escudo esculpido a base de sufrimiento y dolor, que recubre lo que verdaderamente somos pero que no queremos mostrar a todo el mundo, solo a aquellos que creemos que merecen la pena. Y es que no todos tienen el privilegio de poder conocer a fondo a las personas, solo aquellos que disponen de un pase vip son los afortunados. Hemos de regalar más pases vip, lo que pasa es que solo muy pocos tienen el derecho de merecerselo y poder ver aquello que ni tan siquiera nosotros sabemos que está ahí, guardado como el más grande de los tesoros. Pero es la propia vida y la gente la que te obliga a tener que guarecerte bajo esa coraza que nos protege, aunque hay veces que desearías arrancartela de una vez y dejar todo al descubierto, pero es casi imposible, somos cobardes y con ello podemos morir. Es la que nos protege de la batalla en la que a diario combatimos y que se llama sociedad. ¿Lograremos vencerla algún día?

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