sábado, 9 de mayo de 2009

Las amapolas ya no están


Tengo la impresión de que las amapolas que crecía frente al castillo se han cansado de alegrarme la vista. Ya solo me queda recordarlas y jugar con sus semillas que tengo guardadas en el joyero de la abuela. ¿Las habrá obligado alguien a desapareces? seguro que ha sido papá, las ha prohibido colorear el campo para que no distraigan a los campesinos mientras trabajan las tierras. ¡¿Pero es que no sabe que si no hay amapolas no hay primavera?! y si no hay primavera yo no podré ver su bonito color. Lo que pasa es que ¡tampoco hay lilas!, ¡ni campanillas!, ¡ni jazmines, ni hortensias ni... ni niguna de mis flores favoritas! ¿Donde están? ¡que alguien las encuentre por favor!

_ Alina hija, ¿que te pasa?

_¿Papá? ¿Donde estás, no puedo verte?

_Aquí, detrás tuyo, al lado de la puerta.

_¿Que me pasa? ¡No puedo ver! Esto tiene que ser un sueño, una pesadilla, ¡no estoy despierta vedad papá! ¡Dime que estoy soñando por favor! Hoy es el día de mi boda y ... y tengo que estar guapa ¡no puedo llorar! ¡Ymuchos menos estar ciega!

_Estás guapisima hija. Descansa, echate una rato en la cama para que duermas un poco.

_¡Pero no...!

_Shhhhhh, a descansar.

El padre salió de la habitación con el corazón encogido por el dolor. No soportaba ver a su hija en ese estado tan lamentable.

_Doctor: Alina sigue igual, o incluso peor.

_Lo siento señor Marqués, pero ya le dije que no tenía cura. El amor ciega y también enloquece, y solo hay un antídoto, pero para este caso no es posible, ya que tanto usted como yo sabemos que el antídoto no está indicado para Alina, sino para su hermana Gabriela.

_La pobre está muy conmovida, pero no entiendo porqué no quiere dejar a su amado y ¡que éste se case con Alina! ¿Es que que no quiere a su hermana? Ella es fuerte y podrá soportarlo!

_Señor, Patricio no quiere a Alina, quiere a Gabriela y es preferible destrozar una vida que no tres. Gabriela está en todo su derecho de ser egoísta porque ha conseguido encontrar la felicidad, algo tan complicado que ni el mismísimo Merlín ha logrado encontrar. Al amor no se le puede obligar, solo puede regalarse.


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