viernes, 3 de julio de 2009

Luvia


Entró por la puerta dejando atrás un espesa lluvia fría. Su paso era lento, dejó caer el bolso de su hombro nada mas entrar. Se sentó en el sofá y comenzó a llorar. Su corazón no aguantaba más, se estaba ahogando por la lluvia contenida, ya no había escape. Se asomó a la ventana para ver la oscuridad de la calle. Era de noche y la lluvia caía sin parar, la imagen era igual que su alma. Cogió un bolígrafo y un papel y se puso a escribir. Metió el papel en un sobre y se dirigió a la cocina. Tomó una botella de agua fría y se volvió a sentar en el sofá. Abrió el bote de pastillas y una a una se fue tomando todas hasta acabarlas. Abrió el sobre y leyó de nuevo lo que había escrito:


" Siento que mi vida ya no tiene sentido, fue un placer el haberte conocido y haberte amado, pero ese mismo placer me ha llevado a la desesperación hasta tal punto de que ya mi vida sin ti no tiene sentido, te he esperado mucho, pero ya no puedo aguantar más esta espera y prefiero morir a vivir sin ti. No te culpo de que ya no me quieras o de que nunca lo hicieras, sino de que nunca me hayas dicho se acabó, simplemente desapareciste y no quisiste saber nada más de mi. Fuiste un cobarde, pero aún así te quiero. Ya no puedo esperarte más. Lo siento, o sientelo tu por mi."


Se tumbó y se durmió.

3 comentarios:

un-angel dijo...

Marcharse sin decir adios...
Puedo entenderlo. A veces, cuando duele demasiado, echas a correr y solo quieres poner distancia, creyendo que será así menos doloroso que despedirse mirándose a los ojos. Es cobarde, y es humano también.
Quizás me justifico porque alguna vez yo también huí sin decir adios. Porque en mi caso creí que ya no quedaba nada por salvar, y aquello ya no merecía ni el esfuerzo de una despedida.
Pero las huidas que sean siempre en busca de una nueva vida, nunca pensando en terminar con todo, amigo mio. Por mucho que arrecie la lluvia, siempre debemos pensar en que después vendrán cielos despejados, amaneceres nuevos y ganas de empezar otra vez, ¿vale?...
Como siempre, un abrazo.

Anónimo dijo...

Llegar a este punto demuestra, entre otros, la falta de amor. Cuando se ama realmente estamos por encima de un tercero, quien no se ama no ama a nadie, por eso no se puede morir de amor.

Entiendo, entiendo perfectamente este texto de pocas palabras pero profundas y sentidas, entiendo porque lo he vivido, pero antes de cruzar el limite, antes de atravezar lineas que no se deben pisar uso la poca razón que me queda para decir adios, no a mi vida, sino a la de quien no quiere hacer suya la mia.

Como las gotas de lluvia, asi de simple.

Saludos, que buen post.

kalya dijo...

en cierta manera tambien es de cobardes rendirse sin intentar al menos levantarse de la dura caida y luchar.

mucha animo desde aqui

un beso

PD: las empanadas engordan...pero estan de ricas!!

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